¿QUE HIZO GRANDE A LOS ESTADOS UNIDOS?

tomado del Panan Post.

Cómo el conservadurismo hizo grande a Estados
Unidos
Una y otra vez mi pelea con muchos libertarios ha sido sobre
la importancia de los valores y la cultura predominante en
una sociedad para mantener el capitalismo y la libertad en el
largo plazo. El capitalismo es un sistema socioeconómico, lo
cual quiere decir que no solo se trata de instituciones
bancarias sino también de costumbres y cultura.
Muchos liberales hoy en día desconocen en qué ambiente
floreció el capitalismo, pero además se empeñan en defender
estilos de vida que terminarán por destruir la libertad que
gozamos hoy.
Hablemos de cómo Estado Unidos llegó a ser grande. La ética
protestante y el puritanismo ofrecieron en Estados Unidos el
terreno ideal para que floreciera el capitalismo. Los códigos de
la sociedad eran el trabajo, la sobriedad, el ahorro, el freno
sexual y en general una actitud prohibitiva y de contenerse
frente a los deseos carnales.
Si se quiere entender el ambiente y la cultura que permitió
que Estados Unidos se convirtiera en tan grande nación no
hace falta sino ir a los textos de Jonathan Edwards y Benjamin
Franklin con su protestantismo. El pensamiento de estos
hombres forjó el carácter norteamericano.

Franklin, por ejemplo, hablaba una y otra vez de «utilidad».
Hablaba de «salir adelante» mediante la templanza y el
trabajo duro. Incluso cuando hablaba de Dios, recalcaba la
«utilidad» de ser creyente. Dios recompensa el buen
comportamiento y castiga el vicio, de modo que un creyente
tendrá un vida ordenada y útil.
El padre fundador insistía en las trece virtudes útiles: la
templanza, el silencio, el orden, la resolución, la frugalidad, la
laboriosidad, la sinceridad, la justicia, la moderación, la
limpieza, la tranquilidad, la castidad y la humildad.
Estas virtudes eran sobre todo muy útiles en poblaciones
pequeñas donde no se podían dar el lujo de encerrar o
desterrar a buena parte de la comunidad, ya que eso afectaría
su población y el orden en que vivían. Por lo tanto,
entendiendo lo necesarias que eran estas virtudes, la
comunidad se esforzaba por cultivarlas y cuidarlas.
Se estableció un sistema de control social mediante el voz a
voz, el escarnio y el señalamiento a quien no tuviera una vida
útil y decente. La gente sentía desconfianza y no se
relacionaba con los vagos, borrachos y perezosos, ni con
aquellos que decidían entregarse al placer.
Las religiones sirvieron como medio de control social y
motivación para salir adelante y volver grande una nación.
Esos valores conservadores fueron los que permitieron el
florecimiento del capitalismo y la libertad.

Varios son los factores que contribuyeron a que este
comportamiento tan rígido y virtuoso poco a poco se fuera
desvaneciendo hasta terminar en la predominancia de una
cultura que amenaza la libertad y el sostenimiento del
capitalismo.
Por un lado, como lo explica muy bien Daniel Bell, en la
medida en que las sociedades fueron acumulando riqueza ya
no era necesario ser tan estricto en los comportamientos.
Antes la gente no podía durar una semana dedicada al placer y
las borracheras porque podía perder todo. En ese sentido, el
mismo capitalismo ha permitido que las personas puedan
tener una vida muchísimo menos disciplinada.
La crítica, por supuesto, no es al capitalismo y sus beneficios,
sino a aquellos que se olvidan de cuáles son los
comportamientos que permitieron las riquezas de las que
gozamos hoy y que son necesarios -aunque ya no en esa
medida- para mantener en el largo plazo la libertad y la
prosperidad.
Por otro lado, las ciudades fueron creciendo y se hizo
imposible mantener el sistema de control social y exclusión a
quienes se comporten mal. Antes los vecinos se conocían, hoy
en día es probable que usted ni siquiera sepa quién vive en el
apartamento de al lado o quién es su compañero de trabajo.
Además, -y esto es lo más importante- los líderes culturales,
movimientos de artistas y demás, han penetrado hasta lo más
profundo de esas columnas y esos sustentos morales que
hicieron a Estados Unidos tan grande. Por fortuna, aún no las

tumban y cada vez hay más gente reaccionando ante el
ataque.
Hay que aclarar que aunque no siempre en la misma medida,
sí fueron siempre estos mismos los fundamentos de las
sociedades que llegaron a alcanzar libertad y prosperidad.
La cultura que se generaliza a partir de 1960 ha sido llamada
por sus creadores «contracultura» porque precisamente va en
contra de todos estos valores y costumbres reforzadas por el
puritanismo y el ética protestante, el objetivo final no es más
que un ataque a los valores de los que hemos hablado.
Aunque este movimiento solo logra generalizarse en los 1960,
ya desde inicios del siglo XX estaba trabajando fuertemente.
Harold Stearns, un intelectual famoso en los años 1920, y que
tenía un grupo muy influyente en la Universidad de Harvard,
escribió que “un puritano era una persona sexualmente inepta
que, incapaz de gozar ella misma, solo hallaba satisfacción en
impedir el goce de otros”.
En 1920 ya diferentes personalidades de la clase alta vivían
vidas bohemias, leían a Marx y Freud, y creían que los
problemas del mundo se debían al puritanismo y a la
represión de los instintos. Pero no es sino hasta la década de
1960 cuando todo esto baja a la gente del común
El rechazo a los valores conservadores viene por la cultura. En
los 1960, Michel Foucault y su idea del hombre como “una
huella en la arena”, que será borrada por las olas se hace
popular. El hombre que piensa en la vida eterna, en llevar una

vida buena para la salvación del alma es cada vez menos
común. Y es que cuando se dice que el ataque fue desde la
cultura, se habla de que en general, el arte, la literatura, la
filosofía, la psicología le decían a los jóvenes que estaba bien
liberar sus instintos y hacer todo cuanto quisieran y en el
momento que deseasen.
El estilo de vida antes reservado solo para un pequeño grupo
de clase alta, es ahora practicado por lo que todavía sigue
siendo una minoría pero ahora son muchos más y dominan
por completo la escena cultural. En la actualidad parece que
todo está permitido, casi cualquier aberración es defendida
por lo menos por un grupillo de intelectuales, cada vez más
influyentes, que se presentan a sí mismos como visionarios
defensores de la libertad. Incluso la pedofilia encuentra en
estos momentos defensores.
Dice Adam Smith en La Riqueza de Las Naciones: «los vicios
frívolos son siempre ruinosos para el pueblo llano y una sola
semana de imprudencia y disipación a menudo basta para
destruir a un pobre trabajador para siempre … las personas
mejores y más sabias del pueblo llano, por ello, siempre
aborrecen dichos excesos, que la experiencia les demuestra
resultan inmediatamente fatales para la gente de su
condición».
Hoy ya no ocurre eso, el cambio cultural ha llegado a todas las
clases y ya no se trata de un estilo de vida reservado para unos
pocos que pueden sobrellevar las consecuencias de una vida
de «liberación». El daño que la idea de vivir según los

instintos, y hacer todo cuanto se quiere, ha ocasionado a los
más pobres y a la sociedad en general no se ha dimensionado
aún.
Una sociedad de vagos, libertinos, abandonados a sus deseos,
sin el más mínimo carácter para contener sus instintos, y
dedicados a la vida bohemia, es una sociedad que no podrá
mantenerse en libertad ni podrá en el largo plazo mantener la
prosperidad.
Por eso desde Montesquieu, pasando por Smith que hablaba
de la necesidad de un orden moral para que surja y se
mantenga el capitalismo, hasta libertarios que tienen amplia
difusión en la actualidad como Rothbard con su rechazo a los
libertarios-libertinos o Mises, que por ejemplo decía que «el
amor libre es la solución socialista para los problemas
sexuales», e incluyendo pensadores como Hans-Hermann
Hoppe quien asegura que todo buen libertario debe ser
conservador, los grandes liberales siempre han sido
conservadores en el ámbito social.
Para tener un país con cada vez más libertad y prosperidad no
es necesario volverse puritano, pero sí es necesario mantener
los valores conservadores fundamentales que permitieron
a Occidente ser lo que es hoy.

Puerta del cielo de la voz en el desierto